Crecimiento personal – Motivación
La motivación puede definirse como «el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo»
Lo más importante y la buena noticia es que podemos trabajar nuestra motivación. Tenemos que saber que hay dos tipos de motivación:
- La motivación extrínseca es la que viene de fuera, lo que hacen los otros para motivarnos. Es importante y nos ayuda pero, al no depender de nosotros, no podemos intervenir sobre ella, nos viene dada. Una subida de sueldo, un reconocimiento o felicitación a nuestro trabajo, que cuenten con nosotros para algún proyecto interesante… puede ser muy motivador, pero depende de otros.
- La motivación intrínseca es la que nace en nosotros, la que sale de nuestro interior, el motor que nos empuja a avanzar, a asumir retos, a saltar dificultades a superarnos, a poder con todo. Depende de nosotros y hay que alimentarla y ponerla en funcionamiento para no perder nuestro foco, nuestras metas, nuestros objetivos. La motivación tiene mucho que ver con la actitud.
“Al fin y al cabo, de lo único que somos dueños es de nuestra actitud”
La manera en que nos enfrentamos a las cosas, el poder tener siempre una actitud positiva, en la vida, en el mundo, en el trabajo, ver el vaso siempre medio lleno en vez de medio vacío; puede ser un elemento determinante para ti y aportar un valor enorme allí donde estés. Las personas positivas son un imán, dan luz, da gusto estar cerca. Está en tu mano decidir y trabajar por tener una actitud positiva en la vida.
Algunos consejos para mantener y mejorar tu motivación:
Piensa en positivo
Para empezar con buen pie hay que generar pensamientos positivos de donde nazcan la confianza, la paciencia, la seguridad, la fortaleza y toda esa serie de sentimientos que nos ayudan a avanzar.
Un truco sencillo para ir construyendo esta atmósfera optimista es simplemente levantarse con la sonrisa puesta cada día, aunque no tengas ganas. Dar gracias a Dios por todo lo que tienes, no lamentar lo que te falta.
Intenta vigilar lo que piensas porque a cada pensamiento le sigue un sentimiento y a éste una acción. Si piensas que algo no va a salir bien, es muy probable que consigas -inconscientemente- que no salga bien.
Escucha cosas positivas por las mañanas
Las primeras horas del día son muy importantes y por lo tanto han de ser lo más positivas posible. Es factible que al escuchar información negativa por las mañanas tu día se vea influenciado y por lo tanto tu motivación. Mejor deja las noticias para la tarde o cuando ya tengas realizadas las cosas realmente importantes.
Lo quieras o no, todo lo que pase desde el momento en que nos levantamos tendrá una influencia directa sobre nuestro nivel motivacional. Intenta que las primeras horas transcurran en lo posible sin mayores complicaciones.
Recompénsate
El éxito de nuestro cometido es la gran recompensa. Cuando el éxito se produce, compensa todo el tiempo, trabajo o esfuerzo que hemos invertido. A veces, la satisfacción de un trabajo bien hecho sirve por sí sola, pero no está de más complementar con algún detalle hacia nosotros -como un baño relajante, una tarde en el cine o de una siesta reconfortante- Esto depende por completo de los gustos, la creatividad y las circunstancias personales de cada quien.
Haz ejercicio
El ejercicio físico provoca la liberación de dopamina, la conocida hormona de la felicidad. Practicar ejercicio a diario y sobre todo al empezar el día, te hará ver todo de otra manera.
Cuida tu cuerpo, enriquece tu vida afectiva y mantén el equilibrio entre los planos mental, físico y emocional.
Agradece los fracasos para aprender de ellos
Las personas exitosas saben que de vez en cuando el juego de la vida nos va a enviar al suelo.
Ante los problemas o dificultades que se nos presenten en el camino podemos lamentarnos, sentirnos mal y dejar que nos debiliten, o tomarlos como un desafío y hacer que nos sirvan de impulso para seguir adelante. Recuerda que en los momentos agradables se disfruta y en los difíciles se aprende a ser mejor
Alimenta tu mundo interior
Vivimos muy deprisa y eso no es bueno. Unos minutos de reflexión, de meditación, de oración, pararte a pensar en calma, hacer balance del día, te ayudarán a poner las cosas en su sitio, a relativizar, a extraer aprendizajes de lo que vives y a fortalecer tu persona y tu interior. No dejes de hacerlo, tómalo como rutina diaria, lo agradecerás.
Te dejamos enlace a la oración del día, puede ser tu alimento para esos momentos de hacer crecer tu interior.
Te dejamos también algunos vídeos que pueden ayudarte…